Lake Tahoe, la belleza de lo cotidiano

Un Tsuru rojo choca contra un poste; el piloto es Juan, un adolescente delgado, moreno, de playera blanca y pantalón negro. Juan (Diego Cataño) parte en busca de ayuda para reparar el auto familiar y encuentra algo mejor: seres ordinarios viviendo.
Película Lake Tahoe
Lake Tahoe (2008)


Es Lake Tahoe el lugar que da título a este largometraje (2008) dirigido por Fernando Eimbcke, el cual sugiere el espacio geográfico en el que sucederá la acción, pero será hasta el final del filme cuando este nombre adquiera sentido en la historia.
El director mexicano, quién también dirigió Temporada de Patos (2004) y Club Sándwich (2013), explora en Lake Tahoe, con un estilo desenfadado y cotidiano, el periodo de duelo que viven las personas tras el fallecimiento de un ser querido. Con sencillez clásica, Lake Tahoe coloca a un personaje común en una situación inusual pero crea un escenario extraordinario para contar su argumento.
Con ingenio y delicadeza, Eimbcke urge a arreglar un automóvil para reparar algo más importante, el dolor de Juan, el protagonista debe frenar, enfrentar su pérdida y comenzar a sanar, entonces, es la avería del coche únicamente un pretexto para que Juan emprenda un viaje emocional e íntimo, al lado de personajes entrañables y por demás milagrosos, disimulados en su apariencia ordinaria.
El vestuario, el peinado y los accesorios en esta segunda obra de Eimbcke, son parte de una compleja construcción de personajes, cada uno hecho a la medida de los sentimientos y aprendizajes que necesita experimentar el protagonista, así, Juan se encuentra con Don Heber y Sica, Lucía y Fidel, y David, todos ellos de diferentes edades e intereses, representan las frustraciones, los sueños no cumplidos, la soledad, la apatía, el miedo, y al mismo tiempo la pasión, la nostalgia, la esperanza y la inocencia.
En este viaje de autodescubrimiento, la cámara fija toma protagonismo mientras Eimbcke apuesta por una composición sencilla, con pocos elementos en el cuadro pero en el orden adecuado para dirigir la atención del que mira. Los ojos de Fernando son una cámara quieta omnipresente que observa y deja ser a los personajes, a pesar de ser un filme introspectivo, el lente rehuye al close up y al primerísimo plano; esto es parte de la genialidad contenida en Lake Tahoe, las grandes emociones son como deben ser: espontáneas porque nacen de situaciones hilarantes o sombrías, de los diálogos inteligentemente naturales. En esta cinta nada se delata prefabricado.
En Lake Tahoe, los exteriores y la iluminación forman parte de la construcción anímica de Juan. Las escenas en exteriores son acompañadas de luz natural y sugieren el paso de un tiempo real, pero también corresponden a las emociones y a las etapas del camino que vive Juan para lograr reencontrarse consigo mismo: un sol del mediodía cae a plomo sobre él, luego viene el crepúsculo, más tarde el anochecer y amén de todo, llega el amanecer. Estos periodos del día reflejan las luchas internas que debe enfrentar el protagonista, para finalmente abrazar a quien más lo necesita.
Los elementos cotidianos convergen para explorar el tema de la muerte, un asunto universal, cercano a todos pero de difícil tratamiento por su complejidad y dimensión emocional: el nombre de un taller mecánico, una caminata bajo el sol de Yucatán o una familia que juega con un perro sugieren, en paradoja con lo evidente, sentimientos como el desamparo, la incertidumbre, la tristeza y el dolor… y ante la muerte, la música se extingue, este filme es atento y lo recuerda: el motor de un auto, un teléfono insistente, el llanto de un bebé y los silencios conforman el canto, los coros y la armonía de esta cinta.
Lake Tahoe envuelve a la muerte en lo cotidiano, y la contrasta con la invitación constante de la vida: experimentar, conocer, divertirse, jugar, crear, aprender e inspirarse a través de otros porque pase lo que pase, la vida y el mundo nunca se detienen.4

Película Lake Tahoe
Lake Tahoe (2008)

En este filme, hay personajes humanos y muchos personajes-ideas, estos últimos invisibles en cada toma pero perceptibles dentro de un todo. El New York Times consideró a Lake Tahoe: “Tan distinta… que pudo haber llegado de otra galaxia”; y sí, proviene del universo Fernando Eimbcke, aquel lugar en donde sé es capaz de conmover sin recurrir al efectismo de las lágrimas fáciles o de la lástima.
El gran acierto de Lake Tahoe es su propuesta estética, pues muestra la belleza de la cotidianidad en una celebración de la vida a pesar de la muerte, con personajes francos y verdaderos para exponer la tarea más difícil que adquirimos al nacer: vivir, enfrentar la existencia con todas sus paradojas, siendo alegres y soñadores, pero también oscuros y tristes.
Merece la pena destacar a la cinta como ganadora de premios en el Festival Internacional de Cine de Berlín Berlinale (2008); en la edición 49 del Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias, Premio India Catalina; en la 7a. edición del Festival Cero Latitud de Ecuador; en el XXIII Festival Internacional de Cine en Guadalajara; y en el festival de Transilvania.

Entradas populares